Cada día que paso en este mundo, me doy cuenta de lo que realmente valen las cosas. Cuando nacemos y somos pequeños, todo es feliz y agradable. Nos pintan la vida como un cuento de hadas. Creemos en los reyes magos, en las prinesas y lo único que nos da miedo es el coco y la oscuridad. Los "mayores" nos preguntan que queremos ser cuando creccamos. Pero a medida que creces, las cosas se complican. Ya no tenemos que preocuparnos por los monstruos ni por la oscuridad. Pero hay cosas peores. Cada vez pierdes más de lo que ganas. Nuestros amigos de la infancia a no son los que eran, y todo da un giro de 180 grados. No obstante, aunque creccamos, nos hagamos mayores, tengamos hijos y vivamos una vidas muy diferentes a las de cuando éramos pequeños. De vez en cuando, el niño que vivía en nuestro cuerpo años atrás, sale para indicarnos, que la vida está para disfrutarla.
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